lunes, 27 de abril de 2009

PSICOLOGÍA SOBRE LA REHABILITACIÓN DE LESIONES DE DANZA

¿Hay vida después de una lesión seria? Si el cuerpo se recupera bien, sí puede haberla. Pero una recuperación completa no se limita a poder doblar y estirar una rodilla o aterrizar con fuerza sobre los delicados huesos de un pie debilitado. De hecho, el proceso psicológico de recuperación de la confianza en uno mismo después de la rehabilitación de una lesión grave es extraordinariamente difícil. Y el destino del bailarín no lo determina sólo el mismo: su jefe, el director artístico, también tiene que volver a confiar en él.
La confianza en uno mismo, la ansiedad (intensidad) y la concentración son muy importantes para rendir bien en la danza. Estos factores psicológicos también tienen un gran impacto en la rehabilitación de la lesión.
Existen unos factores psicológicos que debemos destacar; en primer lugar la confianza en uno mismo, pues influye en todos los demás factores psicológicos relacionados con el rendimiento y ejerce un efecto directo sobre el mismo. Helgi Tomasson, director artístico del ballet de San Francisco, decía respecto a la recuperación de las lesiones:”Cuando los bailarines sufren una lesión, a veces se produce un cambio. Tienen menos seguridad, menos confianza. A veces (…) la libertad de espíritu se ve afectada.
La confianza en uno mismo es vital en tres niveles del proceso de rehabilitación. En primer lugar, los bailarines lesionados deben confiar en su capacidad de compromiso para completar con éxito los largos, y a veces dolorosos, programas de rehabilitación física. Si los bailarines piensan que no podrán recuperarse del todo a nivel físico, aunque su programa de rehabilitación sea exhaustivo, no trabajarán duro.
Otro factor psicológico es la motivación ya que la duración e intensidad del proceso de rehabilitación exige de los bailarines un alto nivel de motivación. Esto suele ser complicado, pues los bailarines dejan de confiar en sí mismos y en el programa de rehabilitación, sufren de ansiedad respecto a su recuperación y de problemas de concentración. Todo esto disminuye su motivación e inhibe su total recuperación.
Otro de los factores es la ansiedad, las lesiones graves y las recuperaciones largas producen ansiedad por muchas razones. La más evidente es el dolor que va asociado a la lesión. Durante un programa de rehabilitación, la lesión y los ejercicios terapéuticos generan un dolor constante. El dolor produce mucho estrés en el cuerpo y puede inhibir el proceso de sanación. Los bailarines lesionados también generan ansiedad cuando se preocupan por el éxito del programa. Esto tiene que ver con su confianza en el programa de rehabilitación y con su capacidad de completarlo con éxito.
Las lesiones y la recuperación también generan ansiedad al suprimir de la vida de los bailarines determinados aspectos gratificantes y alentadores: la recompensa psicológica y emocional de la danza; los beneficios físicos de las clases, los ensayos y las actuaciones, y la camaradería y amistad con el resto de los bailarines. Por tanto, los bailarines lesionados no sólo no tienen que aguantar el proceso de rehabilitación, sino que deben hacerlo en un entorno que ya no les alienta.
La pérdida de apoyo social durante la rehabilitación es especialmente preocupante. Los bailarines sanos tienden a evitar a los lesionados al crecer, supersticiosamente, que las lesiones son contagiosas. Dejar a un bailarín lesionado solo y aislado puede ir en detrimento del proceso de recuperación, pues las evidencias sugieren que el apoyo social facilita la rehabilitación. Aunque la explicación de esto no está completamente clara, el apoyo de los demás puede incrementar la motivación y la confianza en uno mismo, reduciendo así la ansiedad. Además, el sistema inmunológico de las personas que cuentan con un buen apoyo suele funcionar mejor.
Desafortunadamente, la ansiedad no desaparece cuando el programa de rehabilitación se acerca a su fin y la recuperación total parece inminente. Cuando los bailarines regresan al estudio y al escenario, tienen nuevas preocupaciones. Sobre todo, se cuestionan su capacidad de recuperar su forma física que tenían antes de la lesión. Una vez más esto tiene que ver con la confianza en uno mismo. Los bailarines también pueden temer volver a lesionarse en los entrenamientos y las actuaciones posteriores a la lesión. Esta preocupación les hace confiar menos en su capacidad de actuar y resta concentración en la actuación, lo que aumenta el riesgo de lesión.
La ansiedad también tiene un efecto debilitador directo. La ansiedad reprime la respiración, por ejemplo, dificultando la toma de oxígeno. Si la cantidad de oxígeno es menor, la recuperación necesitará más tiempo. La ansiedad provoca tensión muscular extrema, lo que aumenta el dolor y reduce el flujo sanguíneo a la zona lesionada. Adicionalmente, el estrés retarda la curación, pues disminuye la eficacia del sistema inmunológico.
Y el último de los factores es la concentración; los bailarines tienden aprestar más atención en los aspectos negativos de las lesiones, en vez de los aspectos positivos del proceso de rehabilitación. Cuando esto sucede, la confianza en uno mismo y la motivación sufren un impacto negativo, lo que desemboca en una reducción del esfuerzo en la rehabilitación. Además, si los bailarines carecen de concentración adecuada, tendrán dificultades para mantener un nivel alto de intensidad durante la rehabilitación, y esto alargará el proceso de recuperación.En los entrenamientos y las actuaciones posteriores a la recuperación, la concentración también es importante. Si el bailarín piensa más en el área lesionada que en la actuación, aumentará la probabilidad de que vuelva a sufrir una lesión. Asimismo, disminuye la confianza en sí mismo e incrementa su ansiedad, por lo que las posibilidades de volver a lesionarse aumentan aún más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario